martes, 7 de abril de 2009

DONCELLA

El Caminante se detuvo ante la Dama, el Bosque parecía un laberinto sin fin, la noche, una a una, encendía las estrellas.
La fogata, una excusa para ampararse ambos de la Oscuridad, el Relato del Caminante, una consecuencia, quizás no inesperada.
-Podría preguntar tu nombre, dijo.
-Más sería intentar saciar mi sed sólo con la palabra agua.
La sonrisa insinuada fue un tácito asentimiento.
Y el Caminante habló, de una Doncella, de un Bosque y de un Dragón, de un Caballero herido al que la doncella cuidó y dio de beber, del amor entre ambos y del dolor del Dragón, que viendo los ojos de la Doncella, comprendió que, en ese preciso momento, sus Caminos tomaban rumbos distintos y voló…, majestuoso, tan alto y tan veloz como jamás antes, hacía aquel misterioso Paraje donde esperaba disolverse en el Olvido.
Cuando el caballero había despertado, su Camino fue señalado, por las verdes esmeraldas de los Ojos de la Doncella, por el Viento, meciendo los rayos de sol de su Cabello, por la sonrisa que le recordaba su niñez.
A partir de ese momento, el Dragón fue solo un recuerdo, perdiéndose en la niebla del pasado.
Pasó el tiempo, el Caballero partió a nuevas luchas.
Aquella, de la cual no regresaría, llegó.
Ambos lo supieron cuando el partía, nunca la Despedida fue mas triste, ni mas dulce, su última mirada fue el resumen de una historia que nunca terminaría de escribirse.
Pasó el tiempo, y como volviendo de la niebla, el Recuerdo del Dragón, y los ojos de la Doncella brillando, cada vez mas, hasta que la primera lágrima mojó la tierra.
Y muchas más noches pasaron sin que el Dragón pudiera oír el llamado silencioso del Corazón de la Doncella.
Y llegó el Caminante, y contó la Historia, y la Dama se reconoció en la Doncella.
Y reconoció al Dragón en el Caminante…

No hay comentarios:

Publicar un comentario