martes, 7 de abril de 2009

DULCE DAMA

Dias sin soles ni lunas, horizontes sin nombre donde vagan siluetas de dragones, dioses y demonios que no supieron encontrar su camino.
Tú vagas ama y señora de este infierno-paraíso deleitándote en el final de los otros, en las sombras que jamás luz alguna disipará.
Tu nombre es motivo de temor para unos. Para otros, unos pocos, es la promesa del fin de sus sufrimientos.
Te han dibujado oscura, con hábitos que cubren tu rostro, quizás solo una huesuda mano asomando, sosteniendo la hoz que siega vidas, ¿eres realmente así? ¿O es solo la forma de que evitar que nosotros, los “mortales”, te deseemos?
Ver tu rostro es traspasar el límite prohibido, es viajar mas allá de cualquier punto de no retorno, quizás por eso la ansiedad por conocerte solo puede superarla la incertidumbre de lo que nos espera.
Te imagino como una Dama, elegante, sugestiva, dulce, los brazos de la madre que añoramos, de la amante que, quizás, nunca tuvimos. Esos brazos donde encontrar el reposo de una vida que no pedimos, y que se vuelve una lucha sin final, que soñamos épica y se muestra mezquina, en la que quisimos tocar las estrellas y terminamos con el sabor del barro en nuestros labios.
¿Por qué se me prohíbe desearte, porque debes venir tú, y no yo ir en tu busca? ¿Tengo que seguir en una mediocridad que ahoga, que cansa, que hace que los días sean dolorosos puertos en mi viaje hacia ti?
Preguntas sin respuesta, sed que no puede ser calmada, las noches se vuelven guerras contra mi peor enemigo, el que mora dentro de mí.
Quien puede juzgarme si busco tus brazos, descanso a mis angustias, amante última que no me traiciona, porque siendo de todos eres profundamente mía, y sé que en el momento de nuestro encuentro, no habrá nadie mas, solo tu y yo, en el abrazo final, ambos buscándonos, encontrándonos, solo por un momento, fin y principio ¿principio?.
Ábreme tus brazos, recíbeme, descanso deseado, paz alcanzada, oscuridad donde descansar mis ojos deslumbrados por los reflejos de una realidad ilusoria.
Eres el refugio tibio y reconfortante que buscamos vanamente, eres el oro al final del arco iris, el premio de una competencia sin reglas, de ciegos en una noche oscura, buscando a tientas el amor.
No te nombro, tengo miedo de romper el encanto, te he rozado, sentido, llorado y odiado, y aún así te deseo, paradoja dentro de una paradoja.
Te espero, el tiempo trabaja a mi favor, corre, se precipita, catarata de días y noches cayendo en el vacío de la sinrazón.
Se que tu también me aguardas, paciente, inexorable, guardiana de una columna en la cual estamos todos los seres, los que han sido, los que son, y los que serán, aunque ignoremos el orden en que nos has dispuesto.
Dulce Dama, no te fallaré, ningún obstáculo impidió a nadie, en toda la eternidad alcanzarte, y no pretendo ser el primero.
Dicen que lo importante no es el Destino, sino el Camino, solo tú eres digna de transformarte en el Objetivo que hace perder sentido al Camino.
Falsos profetas te denostaron, déjame ser el primero que te muestre como lo que eres, el Remanso final.
Dulce Dama espérame, siento que ya estoy llegando…

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